Pues sí. Me ha tocado una huerta. El Ayuntamiento de Usurbil ha organizado un proyecto junto con Kutxa y ¡jo qué suerte! Nos ha tocado una parcelita de 60 metros en ese proyecto. Este es el aspecto de todas las huertas.
Estoy emocionadísima, ¡cómo no! Voy a aprender a cultivar, a sembrar, a plantar, a dar vida... y voy a disfrutar de un gran manjar. Pienso en tomates, puerros, zanahorias, cebollas, pimientos, guindillas... gran deleite de los sentidos.
Para comenzar con la huerta, era necesario un curso de seis horas de agricultura ecológica. Al principio pensé que iba a ser un rollo, pero la verdad es que los chicos de Baratze Parkea lo hicieron muy bien y consiguieron que fuera unas sesiones muy amenas.
Yo pensaba que sabía algo de huerta, pero en el curso me he dado cuenta que solo sé ir a recoger la cosecha. ¿Cuándo se planta? ¿Cómo se planta? ¿Qué es un semillero? ¿Cómo se hacen? ¿Cuándo hay que hacerlos? Uff, de repente millones de preguntas me abordan y pienso si seré capaz de poner en marcha una huerta.
Así que una vez firmado, pagado y con llaves en mano, empezamos ayer, miércoles uno de mayo a trabajar nuestra huerta. Allí estaban Luis y Saioa con las niñas, Rafa, que vino solo, Dani y Elena (vecinos de huerta), Sheila y Urko... un montón de gente con las mismas ganas e ilusión que nosotros.
La sorpresa número uno que me llevé es que la tierra está muy dura. La sorpresa número dos es que quitar las malas hierbas lleva tiempo, se cansa uno y me da sed y hambre. Y la sorpresa número tres es que después de quitar la mala hierba, hay que remover bien la tierra. Fernan se encargó de quitar todas las malas hierbas. Yo me encargué de llevar carretillas con malas hierbas fuera de la huerta. Y así dimos por concluida la mañana.
Por suerte, por la tarde vinieron mi padre y Txomin a ayudarnos, y consiguieron dar la vuelta a la tierra a los 60 metros.
Ahora no paro de mirar el tiempo. ¿Podré ir mañana a echar la ximorra?

